OTROS ESCRITOS
>>RELATOS
Un sueño cumplido
Raquel Sánchez García 2 de julio de 2008
—Si hoy pudiera saber lo que alcanzó y significó su hazaña, aquella que a los marineros que tenía a su cargo les parecía una locura, se sentiría orgulloso, quizás no por no haber conseguido su empresa sino por encontrar un nuevo mundo. —narraba uno de sus antiguos compañeros de viaje.
Estaba sentado en aquella vieja mesa de madera del rincón, con el banco carcomido por el paso del tiempo, si aquellas paredes pudieran hablar contarían miles de secretos allí guardados con los años. La gente se había arremolinado a escucharle, el hijo del tabernero de “El Gato Negro”, que apenas contaba con seis primaveras, se había acercado a aquel marinero con valida experiencia en navegación para que le contara otra de sus historias vividas y el resto de los presentes se acercaban poco a poco al oírle hablar.
El último tren
Raquel Sánchez García 15 de julio de 2008
Allí estaba sentada en el banco de aquel andén, veía a la gente pasar como marionetas sin rumbo fijo, igual que se encontraba ella, iban de un lado para otro, maletas de diversos tamaños les acompañaban en sus manos.
Por su mente pasaban pensamientos agolpados, peleándose entre sí para saber cual sería su próximo destino. Necesitaba cambiar de ciudad, sus últimas experiencias vividas no habían sido nada buenas, un cambio, de empleo y amistades, le vendría bien. Donde se encontraba ahora se estaba ahogando, quizás conocer gente nueva, nuevos aires, le harían resurgir de nuevo como el Ave Fénix.
A lo lejos oyó el silbato de un tren, hacía su entrada en la estación. La multitud se iba arremolinando, esperando su entrada total para poder acceder a él.
Hipómenes y Atalanta
Raquel Sánchez García 8 de diciembre de 2008
Atalanta era una joven griega quien todavía no conocía el amor. Por este motivo decidió acudir a Shansira, portadora del oráculo y experta en las artes adivinatorias. Esta la había vaticinado grandes desgracias si contraía matrimonio. La doncella perdió por ello el poco interés que tenía por casarse y se dedicó a lo que más le gustaba: la caza.
Como era una mujer muy hermosa y tenía muchos pretendientes detrás suya, se le ocurrió la idea de proclamar que cualquier hombre que aspirase a desposarla debía competir con ella en una carrera. Aquel que ganara, conseguiría su mano. Al que perdiera ella misma se encargaría de darle muerte. Aunque cualquier persona en sus cabales se hubiera mantenido alejada de semejante reto, parece ser que muchos jóvenes griegos con especial despego a sus vidas buscaron suerte y encontraron el final de su lanza.
La taquillera
Raquel Sánchez García 4 de junio de 2009
Como cada día, Sara se dirigía a su puesto de trabajo como taquillera en el Museo del Ferrocarril.
Aún recordaba el primer día que empezó allí con cariño. Fue gracias a una publicación que había leído en el periódico, buscaban a alguien con carácter afable, risueño y capaz de interpretar personajes, si la ocasión lo requería. Su anterior trabajo como actriz le facilitaba el camino.
Las pruebas de la entrevista para el puesto habían sido un tanto duras, pues se habían presentado personas con muchas dotes y un gran nivel. Consistían en varios días de pruebas, haciendo diferentes representaciones de personajes de la época antigua que subían en aquellos trenes allí expuestos. A ella no le había tocado algo fácil, tenía que representar a una de las damas que acompañaba al Rey Alfonso XII, allá por el año 1880 en el día de la inauguración de la estación.
Notas en la memoria
Raquel Sánchez García 19 de noviembre de 2009
Viéndole allí sentado, en aquella silla de ruedas, no podía más que sentir nostalgia y pena. Parece mentira como pasan los años y nos vamos deteriorando poco a poco. Hacía pocas semanas que le habían detectado aquella maldita enfermedad, Alzheimer la llamaban y, en un período corto de tiempo, dejó de ser el hombre que fue.
Cuando era niña, solía sentarme en sus rodillas para que me contara historias, anécdotas por él vividas en sus años mozos. Resultaba fascinante escucharle hablar, aquella manera de narrar era única, describía los detalles de tal forma que te introducía en el sitio como si estuvieras allí mismo y sufrieras en tu piel los hechos que contaba.
Un día, Lorenzo, mi abuelo, me contó sus peripecias hasta que consiguió que sus padres le compraran una moto.
Un viaje a cualquier lugar
Raquel Sánchez García 19 de mayo de 2010
Comienza su jornada. Los pasajeros, poco cívicos. Bolsas llenas son sacadas por el cuerpo de limpieza, manos rojas, ásperas de quitar pintadas de vagones.
Origen Guadalajara, destino cualquiera. El recorrido es el mismo hasta la noche cuando deje reposar sus ejes.
Su viaje, tranquilo, alguien le retiene al no dejarle cerrar sus puertas, en su transito se escucha a la gente, tristes, alegres, encerrados en sus pensamientos, aislados, ausentes.
El libro viajero
Raquel Sánchez García 24 de febrero de 2012
Hoy es viernes. Sí, viernes 24 de febrero de 2012.
“Pues vaya noticia, ¿acaso crees que no sé en la fecha en la que vivo? Qué después de pasar cinco o más días trabajando durante más de ocho horas diarias, ¿no me he dado cuenta que dentro de unas horas empezará mi merecido descanso?”
Sí, sí todo eso está muy bien y doy por supuesto que tienes conocimiento de todos esos datos pero, para mí, hoy es un día muy importante.
“Ah, qué ahora viene cuando me empiezas a contar tu vida.
Cariño, permíteme que te llame cariño. No tengo tiempo, tengo cosas más importantes que hacer que estar aquí sentad@ leyendo tus desvarios.
Es muy posible que esta noche te haya dado algo y no me haya dado cuenta, o que quizás hayas mezclado tus personajes y tengas las páginas un tanto distorsionadas. Venga, dejemos esta conversación como si no hubiera ocurrido y pasemos a otra cosa”
Julián
Raquel Sánchez García 12 de diciembre de 2012
Julián se quedó mirando la tripa de su tía, aún no podía creer que fuera a tener un compañero de juegos.
“¿Pero cómo habrá sido capaz mi tía?” se preguntaba asustado.
- Julián, mi amor, ¿estás bien? ¿oíste lo que te dije? - decía María con tono dulce.
Su cara era todo un poema. Sabía que iba a afectarle pero no hasta tal punto de dejarle sin palabras. Siempre había sido un niño muy hablador, inquieto, activo pero aquella noticia le había noqueado por completo. Al poco rato, reaccionó.
- Dime tía, ¿a qué saben los niños?
Madrid y España entera llora
Raquel Sánchez García 12 de marzo de 2013
11 de Marzo de 2004, son las ocho menos veinticinco de la mañana, hace escasos segundos, mientras dormía, escucho un gran estruendo. Al principio no hago mucho caso, pienso que seguro que es el vecino de arriba moviendo algún mueble, al poco tiempo el ruido vuelve a repetirse, esta vez más fuerte, mucho más cerca.
Me siento en la cama, intento escuchar, no oigo nada extraño salvo aquel sonido repitiéndose una y otra vez en mis oídos. Poco después comienzo a oír sirenas, algo pasa.
El Sepulcro
Raquel Sánchez García 2 de agosto de 2013
Apenas se vislumbraba el camino. Era un sendero de tierra rodeado de campos de siembra, la única entrada desde la carretera principal de la que disponía el pueblo.
Su abuelo le había mandado ir a la cuneta de la carretera para recoger las nuevas herramientas que le traía Ray, el dueño de la ferretería de Chelmsford, un pueblo cercano a Great Leighs. Había recorrido el mismo trayecto en multitud de ocasiones. No era la primera vez que el viejo Sam le mandaba a hacer recados. Su camión se había estropeado hacía meses y, con la guerra, no había suficientes suministros ni dinero para repararlo. Las pocas monedas que tenían, las empleaban para comprar comida y semillas para plantar en la tierra, que era lo único que, de momento, les mantenía a flote en aquellos tiempos tan difíciles. Esta vez Sam hizo una excepción, necesitaba útiles de arado nuevos.
Un regalo inesperado
Raquel Sánchez García 9 de diciembre de 2013
Al oír el timbre del telefonillo, salí rauda y veloz persiguiendo a mi madre. Estaba nerviosa tirando de su mandil, ansiosa, esperando detrás de la puerta. Era el día de nochebuena, 24 de diciembre de no sé que año, la primera vez que mi familia se reunía al completo en casa de mis padres. No tendría más de seis o siete años y no recordaba haber vivido esas fiestas con tanta gente allí presente.
Los primeros en llegar fueron mis abuelos, tanto por parte de mi madre como de mi padre. Esperaba con gran deseo su llegada pues, tanto unos como otros, solían cogerme, sentarme en sus rodillas y contarme historias de cuando eran jóvenes.
Ya estaban allí. Después de los saludos, besos y abrazos rutinarios, me sentaron en el medio. A un lado, mi abuelo Ceferino, al otro mi abuelo Lorenzo. Patricia, mi abuela materna, enseguida corrió a la cocina para echar una mano a su hija con los preparativos de la cena.
Mi querida Sulley
Raquel Sánchez García 13 de febrero de 2014
Hoy ha amanecido un día triste y oscuro. Parece como si el cielo y la climatología se aliaran con mi propia pena.
Es irónico, hace algunos años no entendía porque la gente y hasta mi propia madre, sentían tristeza e incluso lloraban al sufrir la perdida de su mascota.
Hoy lo estoy viviendo en mis propias carnes. Sulley se ha marchado, nos ha abandonado, ha emprendido su último viaje, ha realizado su último vuelo.
Ese pequeño animal, indefenso, miedica, asustadizo, huidizo que una tarde del mes de junio de 2008 llegó a mi vida de manera fortuita, se convirtió, sin quererlo, en una compañía muy querida y que hoy, cuando apenas han pasado unas horas, ha dejado huella y un vacío inmenso.
Como decía, todo comenzó una tarde de primavera.
A solas
Raquel Sánchez García 26 de marzo de 2014
A solas. Así me siento a pesar de estar rodeado de gente. Puedo oírlos al pasar.
Hace frío, mucho frío. Tras una noche gélida, la mañana es muy fresca.
Recojo mis cartones y mis mantas. Apilo los primeros en un lado de la puerta del cajero que me ha servido como dormitorio esta noche y doblo las segundas, para guardarlas en aquella mochila raída que encontré tirada en la basura.
Mientras continúo con mis únicas y sencillas tareas, puedo notar sus miradas. Unas de miedo, otras de pena y las menos, de asco.
Estoy acostumbrado a inspirar todos esos sentimientos y animadversiones.
Al fin y al cabo todos creen que soy un delincuente, que algo habré hecho para haber terminado en la calle pero, ninguno de ellos conoce mi historia.
>>CUENTOS
El cerro y el pastorcillo
Raquel Sánchez García 11 de mayo de 2008
Había amanecido un día soleado, los rayos entraban por la ventana de la pequeña casa iluminando toda la estancia, el trino de los pájaros del exterior se oía con alegría y júbilo, parecía una preciosa mañana de Primavera. Le daba pereza levantarse pero el pastorcillo sabía que tenía que realizar sus labores cotidianas, el rebaño estaba esperándole ansioso, desde la cama podía escuchar a las recién nacidas, nerviosas, jugueteando con sus madres en el corral esperando a sentir la libertad de los campos para correr y pastar a su antojo.
La noche anterior había trasnochado un poco pues se encontraba tan ensimismado leyendo aquel libro, ¿cómo podían ser ciertas aquellas historias que en aquellas páginas se contaban?, nunca le habían ocurrido esas cosas a él.
Aunque era muy joven, contaba apenas con 21 años, había tenido que tomar el mando de aquella pequeña hacienda y fortuna que había heredado tristemente de sus padres hacía tres años, pocos días después de haber cumplido la mayoría de edad.
La cruz de oro (1ª parte)
Raquel Sánchez García 3 de junio de 2008
—Pero ¿Qué has hecho?- le gritaba su mujer.
—Tranquila, no lo descubrirán, está en lugar seguro.
—¿Lugar seguro? Ningún lugar es seguro para tu acto, no tienes perdón, será el fin de esta familia- decía entre sollozos.
—Quizás tengas razón pero ya no puedo deshacer el delito que he cometido, vayámonos a dormir y mañana pensaré que hacer con ella.
No podía conciliar el sueño, la noche se hacía eterna, las horas transcurrían lentamente, pesadas, cada vez que cerraba los ojos las imágenes volvían una y otra vez a su mente, su esposa tenía razón, siempre había sido una persona lógica, portadora de buenos consejos, nunca se habían desviado del buen camino pero esta vez era distinto, no tuvo más remedio que hacerlo a pesar de lo que ella pensara, sabia que ahora mismo incluso dormida lo estaba juzgando y seguro que por su cabeza pasaría la idea de que nada lo justificaba pero y ¿qué podía haber hecho sino para solucionarlo?, con estos pensamientos se quedó adormilado.
La cruz de oro (2ª parte)
Raquel Sánchez García 10 de junio de 2008
No había despuntado el alba cuando ella lo despertó, le dijo que las Autoridades estaban recorriendo las casas en busca del objeto, habían ido al barrio pobre porque sabían que los Nobles no robarían algo así, le aconsejó que fuera a buscarla donde la hubiera dejado y la trajera a casa, al menos allí después de registrada una vez no volverían, estaría a resguardo de ser encontrada y pensarían después que hacer al respecto.
Así lo hizo, se encaminó a la Ermita, fue al altar donde la dejó, levantó el Santo con mucho cuidado y empezaron a temblarle las piernas, ¡no estaba!, pero si recordaba muy bien que ese era el lugar donde la había dejado, ¿alguien la habría cogido?, por un lado sería su salvación no podrían acusarle de algo que no tenía, nadie le vio cuando la cogió y nadie le vio dejarla allí pero otro cargaría con su culpa si le pillaban.
>>POESÍAS
Esperanza
Raquel Sánchez García 1 de agosto de 2008
Sus lágrimas eran cristales
que se clavaban en las profundidades,
quería aliviar sus males
pero sólo conseguía ponerle retales.
Ante la gente, las falsas caricias,
en casa, eternas palizas,
y allí, acostada,
su mente volaba.
Inocencia
Raquel Sánchez García 4 de agosto de 2013
Las brasas subían
mientras su cuerpo ardía,
su mente chillaba
la multitud aclamaba.
¡Quemadla! se oía.
La sentencia fue firme:
<<Condenada por brujería>>,
ningún daño infringía
pero de nada le servía.
>>OTROS PROYECTOS
Algo más que lecturas
Raquel Sánchez García 24 de enero de 2013
En este mundo en el que hoy vivimos, no es raro pensar que los actos de solidaridad se han esfumado o cada vez son más escasos.
Esta entrada, post, comentario o como lo queráis llamar, debí haberla escrito hace semanas pero, no ha sido hasta hoy cuando he tenido la oportunidad de poder plasmar unas letras y contaros a todos vosotros, que aún existen personas generosas.
A finales del año pasado (noviembre o diciembre de 2012) Sara Díaz, miembro del Club de Facebook "Algo Más Que Lecturas" al que sabéis de sobra que yo también pertenezco, hizo una propuesta pública.
Antología Micrófono Abierto 2014
Raquel Sánchez García 22 de diciembre de 2014
Colección de 41 relatos, de 36 escritores diferentes, de al menos 5 nacionalidades y varios géneros literarios, que participaron en la dinámica de entrevistas "Micrófono Abierto" del grupo Anaquel Literario de Facebook.
Un mosaico de palabras que hoy confluyen en este pequeño tesoro que a partir de ahora será de todos nosotros. Una muestra de generosidad por todos lados que se mire. De los autores al confiar su trabajo, de los colaboradores al ceder tiempo y horas de desvelo.
A continuación les presentamos a los autores participantes en la Antología Micrófono Abierto 2014 y los enlaces donde podrán descargar de forma libre o leer en línea, cada uno de los relatos que la componen.
Disfruta de este mosaico de paisajes y culturas, unidas en un mismo lugar, tanto como nosotros lo hemos hecho mientras trabajábamos en ella.